Mosquero ecológico Flybuster

El mosquero Flybuster es un sistema innovador que se utiliza con éxito desde hace varios años. Es el resultado de estudios e investigaciones internacionales sobre el desarrollo de soluciones para la desinsectación de moscas y de más de veinte años de experiencia en la gestión de establos y explotaciones ganaderas.

EL SEÑUELO: El sistema Flybuster se basa en un señuelo atrayente de moscas altamente eficaz producido con levaduras fermentadas y aditivos aprobados para su uso en la industria alimentaria. El cebo es completamente orgánico, no contiene componentes de control de plagas de origen animal ni toxinas, por lo que es totalmente inocuo para el medio ambiente, los animales de granja y los operarios. El cebo se presenta en el nuevo formato en polvo que debe disolverse en 6 litros de agua y agitarse a continuación

LA TRAMPA: El cebo se coloca en un recipiente de plástico, cerrado y provisto de unas aberturas especiales "unidireccionales", a las que se aplican unas redes cónicas especiales patentadas, que no permiten que las moscas, una vez que han entrado por ser atraídas por el cebo, puedan salir.

Funcionamiento y ventajas:

Colocar las trampas separadas 15 m a lo largo del perímetro de la zona que se desea proteger, a una distancia de 10 a 15 m entre sí La altura desde el suelo debe ser de 1,5 m aproximadamente (las moscas vuelan de 80 cm a 2 m de altura). Dependiendo de la temperatura ambiente y del buen mantenimiento del nivel de agua interno, una trampa permanece activa hasta 30 - 60 días. Al final de su vida útil, el contenido interior debe sustituirse por completo y el atrapamoscas Flybuster ZRZR2 puede reutilizarse de la siguiente manera

Las moscas permanecen en el interior de los establos durante el día para alimentarse (estiércol, forraje, sangre, materia orgánica en general), mientras que por la noche abandonan las estructuras en busca de las condiciones ambientales óptimas para descansar. Durante sus desplazamientos del día a la noche y viceversa, las moscas, atraídas por el olor que emana de los cebos, entran en las trampas que, con sus redes cónicas especiales "unidireccionales" patentadas, ya no permiten la salida de los insectos, provocando su posterior muerte.